Timothy Armoo es un emprendedor de 29 años perteneciente a la generación Z que se hizo millonario al cofundar y dirigir Fanbytes. Esta empresa de marketing para influencers fue tan bien que lograron venderla a Brainlabs por una cantidad desconocida, pero estimada en las ocho cifras.
Lo más sorprendente de Armoo es que pese a haberse convertido en millonario, no tiene casa propia, como reveló en una entrevista a CNBC. "En realidad no soy propietario de ninguna casa. No me he atado a ninguna propiedad residencial ni en ninguna otra propiedad comercial".
Este joven apuesta por otro tipo de inversiones

La sorpresa no es tanto porque Armoo viva fuera de una casa propia, sino por no haber invertido al menos en algún inmueble, algo muy común entre gente adinerada, especialmente en esta época en que nada frena el aumento del precio de la vivienda en España y a nivel mundial.
Y dejaba esta relación al respecto: "la mayoría de la gente ve la propiedad como su forma de generar riqueza, pero yo uso las inversiones como mi forma de generar riqueza y ni tengo una familia, ni tengo un socio". La generación Z ha roto estereotipos en el trabajo, donde son todo un desafío, y en este sentido, como ya hicieran los millenials con los coches, no extraña que también estemos acudiendo a decisiones que extrañan a priori.
Él no veía qué le aportaría invertir en vivienda, cuando afirmó pasar sólo medio año en el lugar donde reside más tiempo, Londres, sin hijos a los que asegurar un hogar más estable. Otro aspecto que ha frenado a este millonario en cuanto a invertir a lo loco ha sido su humilde pasado en Londres. Su falta de recursos y miedo a perderlo le hizo tener una "mentalidad de escasez" que es lo que le frena ante el gasto descontrolado, hasta un punto que llegó a ser obsesivo.
Tuvo que hacer una terapia de choque, y afirma haber ido al banco a sacar un millón de libras en efectivo, haberlo puesto sobre la cama, y haberse dicho que si invertía todo lo demás tomando malas decisiones, siempre le quedaría ese millón con el que vivir.
A partir de ahí, tras haber perdido el miedo y haber superado esa mentalidad de escasez, decidió invertir la mitad de su dinero en inversiones, divividas en dos tipos. La primera parte la destinó a fondos indexados del S&P 500 y en acciones de empresas. Para la segunda, apostó por bienes muy distintos, como uranio o litio. Además, también comenzó a financiar plantaciones de aguacate, soja y mango en África, que luego son fuente del producto que se vende en Europa.
El caso de Armoo recuerda al de Elon Musk, que contó públicamente que vivía en una casa prefabricada de 50.000 dólares, una cifra inferior a la del valor de las casitas de mascotas de muchos millonarios. La vivienda cuenta con apenas 35 m² y está localizada en Boca Chica, Texas, donde se encuentra la sede central de SpaceX, su compañía aeroespacial.
Imagen | Flickr (Mark Hakansson)
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